Apostar al
cambio…
Todos los docentes y no docentes que trabajamos en educación compartimos la
necesidad de encarar cambios profundos en nuestro sistema educativo que se
adapten realmente a las necesidades de la sociedad actual.
Lo que debemos analizar en primer lugar, es si los docentes estamos dispuestos a revisar
nuestras propuestas de trabajo y afrontar un cambio desde las cuatro paredes del
aula.
Los cambios verdaderos, profundos y renovadores empiezan desde allí, desde cada docente convencido de
la importancia formadora de nuestro rol en el aula. Los cambios desde lo macro
son importantes porque marcan el rumbo y estrategias de trabajo, pero los
realmente efectivos son aquellos a corto plazo, y son los que llevan adelante los docentes
convencidos de los objetivos a cumplir.
Nosotros desde nuestro programa E.EM.A
(EDUCACIÓN EMOCIONAL EN EL AULA) apostamos a esa vocación docente que mueve
montañas y sobrelleva todas las dificultades en beneficio de sus alumnos.
Las emociones, eternas olvidadas nos muestran el camino a seguir. Tanto las
hemos tenido relegadas en el aula, que sólo las trabajamos cuando las
circunstancias nos lo imponen.
Promovemos con dicho Programa una actividad a nivel Institucional que sea
secuenciada según los niveles, programada a lo largo del año y con una
frecuencia semanal para darle continuidad al proceso de aprendizaje, abarcando
temas básicos como es el autoconocimiento, el autocontrol y la autoestima, entre
otros.
Con esta actividad además de enriquecernos como personas junto a nuestros
niños, estamos ayudándolos a edificar su salud emocional, cumpliendo una
función preventiva que le aportará herramienta para desempeñarse en el fututo
como persona, como padre, como pareja, como trabajador.
Las emociones son educables
¿Cómo debemos hacerlo?
Educar las emociones puede ser el camino que necesitamos recorrer para
modificar los rumbos inadecuados por los que está transitando nuestra sociedad.
Esta sociedad que ha perdido valores y conductas que antes nos enorgullecían.
Anteriormente, las familias generación tras generación transmitían toda
ésta educación emocional con amor, dedicación y mucho tiempo disponible dedicado
a los niños. Y si bien con gran esfuerzo, la familia continúa haciendo este
invalorable trabajo, la sociedad moderna nos colma de muchos adelantos
tecnológicos y nos impone muchas necesidades, y
en ocasiones no nos deja tiempo
disponible para lo esencial.
Nunca tan aplicable como en estos tiempos: “Que lo urgente no desplace
lo importante”.
Contamos con ustedes para acompañarnos en éste proceso…
Mág. Mtra. SUSANA ECHEVERRIA
VANZZINO
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